Como una muñeca llegó al mundo. Como una flor fue creciendo, nada pasaba, solo crecía y crecía sin darse cuenta. En ese trayecto piedras calleron sobre ella. Lágrimas calleron de sus ojos. El mundo giraba a su alrededor pero ella quedaba ahí tiesa como una flor en medio del desierto. La lluvia no paraba, la tormenta no acababa. Su vida ya no tenia sentido. Buscaba la forma de consolarse, pero le faltaba esa regada, ese sol, ese toque final para seguir adelante.
Pero un día salio el sol, y esa tormenta se fue. Ya no llovia y decidio despegar sus raízes del piso para avanzar. A lo lejos veía una luz, y solo ansiaba llegar allí. Aún no llega. Sigue atravesando obstaculos, sube y baja. Corre y camina. Avanza y retrocede. Porque después de cada logró vuelve a caer, porque no todo lo que brilla es oro. Se cae una y otra vez, pero aunque es debil tiene una gran fuerza interior que la ayuda a levantarse. Cada tropezón es un error, pero una nueva enseñanza. Aún no logra entenderlo todo, pero su vida aún es larga y tiene todo un sendero que recorrer.
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